Eran las 11 de la mañana del 27 de mayo. El testigo que
estaba por declarar sentía temor. Por iniciativa de la Fiscalía el tribunal
dispuso que el imputado seguiría la declaración desde una sala contigua mediante
un sistema de audio. La medida no fue suficiente. Lara evadió a la policía e
irrumpió en el debate abalanzándose sobre el testigo mientras profería amenazas.
Los policías lograron interceptarlo antes de que alcanzara al testigo. En ese
contexto, Lara amenazó a uno de los uniformados.
A partir de esos hechos se abrió un legajo fiscal, que
concluyó con el reconocimiento de la autoría por parte de Pablo Lara y una
nueva condena en su contra.
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