FRAGMENTOS DEL JUICIO. MÁS TESTIMONIOS
Cantidad de testigos ofrecieron su conocimiento de lo sucedido en marzo de 2009 en Corcovado. El lunes presentamos el testimonio de Leandro Rojas, uno de los denunciantes. En este caso traemos fragmentos textuales de seis testimonios más, tanto de testigos presentados por la Fiscalía como por la Defensa. Puntos de vista diferentes sobre los sucesos que se juzgan y por estos días son analizados por los jueces del tribunal.
MALVINA SOLEDAD ROJAS
Yo fui a lo de mi mamá, Raquel Bustos, y ya estaba todo revuelto. Me contó que había pasado en lo de mi abuela (Concepción Jaramillo) y me contó que le habían pegado a una de mis tías (Rosa Bustos), porque es todo ahí en el barrio.
Yo estuve conversando con mi mamá un momento y mi mamá estaba super asustada porque a la nena la habían sacado desnuda de la cama y le habían pasado un montón de cosas, así que yo que estaba así asustada, le dije que yo le iba a avisar a mi otro hermano, que vive en la entrada del pueblo, lo que estaba pasando y que seguramente iban a ir a su casa. El estaba solo en su casa con el bebé que tenía dos años. Entonces yo le dije a mi mamá que iba a ir a verlo y a avisarle que abra la puerta porque en mi casa habían partido dos puertas. El estaba operado porque había pasado algo en nuestra familia antes. En enero a mi me mataron a mi hermano. Yo quería avisarle porque él estaba operado y si le pegaban… el tuvo una operación grandísima y casi se muerte en ese hecho.
En el camino me pasé a un cyber que hay, un quiosquito que tenía cabina y llamé acá a Esquel, a los Tribunales de Esquel. Hablé con una secretaria que no me recuerdo el nombre, y pedí hablar con el fiscal Falco que en ese momento yo conocía su nombre por el caso de mi hermano que había ocurrido en enero. Así que pedí hablar con él para contarle lo que estaba pasando, que no era normal que estén golpeando y rompiendo todo, para mí no era normal un allanamiento así, entonces yo quería avisar. Entonces me fui hasta el quiosco y le dije a la señora lo que estaba pasando y me dijo: “tranquilízate, no te puede atender en este momento porque está en Corcovado con los allanamientos, y los allanamientos sí están autorizados pero no de esa manera”. Yo le dije que hagan algo porque acá están pasando cosas graves y no puede ser lo que está pasando.
Malvina relató que luego se fue para la casa de su hermano y este estaba afuera con el nene y el gasista trabajando adentro. También reprodujo el diálogo que mantuvieron en ese momento, cuando ella lo alertó diciéndole que deje la puerta abierta y le contó lo que había pasado en la casa de su madre.
Cuando yo enfrento para arriba llegan los policías encapuchados y me bajaron para abajo a empujones, y a mi hermano le dieron una patada y lo tiraron al piso y ahí lo empezaron a patear en el piso. Yo ahí les grité que paren, que no lo golpeen, que estaba mal lo que estaban haciendo que yo había llamado y sabía que no estaban autorizado de esa manera. Entonces siguieron pateándolo, a mi me pusieron contra la pared y me sujetaban con una mano la cabeza. Tenía un arma el hombre que me sujetaba y el nene corrió hacia la quinta.”
Malvina relató como el nene se dirigió corriendo hacia el arroyo y uno de los policías salió tras él y lo trajo. Que el nene lloraba y ella pedía que la dejen agarrarlo. Luego del ingreso al lugar por parte del testigo de actuación y del policía que llevaba las órdenes de allanamiento, le dieron el bebé para que ella pueda atenderlo.
DANTE TELMO BUSTOS
Yo me encontraba ese día que me fueron a hacer el allanamiento, la mañana era, no estoy muy seguro, entre ocho y media, y nueve. Me acuerdo más o menos del horario porque estaba alistando a mi nena de cinco años para llevarla al jardín. La había levantado, le había hecho la leche ya. Y en eso llega mi mamá, me dice: ‘Dante que vas a hacer, vas a llevar la nena vos o la llevo yo’. Entonces le digo: ‘no, la llevo yo’. En ese momento me dice ‘¿qué habrá pasado que hay tanto revuelo de gente’. Y yo me acerco a mirar a la ventana, cuando en eso veo gente que venía corriendo así encapuchada, con armas. Que venían a mi casa. Cuando me doy vuelta vuela la puerta de mi casa y le pasa a mi nena por encima la puerta. Y ya, me redujeron a mi, me tiraron al piso, me empezaron a patear, me esposaron. A mi nena la apuntaban con un arma larga, no me dejaban que la agarre, nada. Yo decía
- ‘¿Qué pasa?
- Nada, nada. ¿Dónde está ese h.d.p? ¿dónde lo tenés entregalo? ¿dónde está ese h.d.p.? lo vamos a matar. Tu primo.
- No, acá no hay nadie vos fijate.
Ellos revolvían y tiraban las cosas-
- y vos no te hagas el vivo. También te vamos a matar
Y le decía que me dejen, quería agarrar a mi nena. Y mi nena le decía que no me peguen, que no me pateen. Me tenían tirado contra el coso y no me dejaban dar vuelta, que mire, nada. Entonces ahí pidió mi vieja que por favor la dejen salir para ir a la otra casa porque estaba la nena de ella sola. Hasta que le dijeron que salga y ahí se llevaron a mi nena. Y a mi me seguían pegando. Después de eso, me pegaron todo y ahí gritaron despejado, y ahí entraron, me acuerdo un hombre con una boina roja que no se que era el hombre ese, pero entró el hombre ese, entró el testigo. Ahí entró el testigo pero ya me habían pateado. Y ahí entró un flaco alto, no se que era, que dice:
- Y a este que le pasó, ¿está nervioso?
Por mi preguntaban, porque me tenían así esposado y tirado contra el coso.
- No – dice – pero estos son peligrosos.
Ahí me venían preguntando y revolvían, y revolvían, y después yo pregunté por la orden de allanamiento.
- No – me dicen –¿ la querés hacer mas difícil vos, la querés hacer más difícil?
Y ahí me hicieron firmar después, no supe qué firmé. Me decían que firme no más, que no pregunte mucho, que si la quería hacer más difícil. Siempre me estaban apuntando con armas, iba uno me pateaba, iba otro me pisaba.
ROSALÍA HORTENCIA TORRES
Me acuerdo que mi marido entraba más o menos a las 10 de la mañana a trabajar. Yo me quedé acostada. Tengo la ventana al lado de mi cama. Había un auto gris y vi la cara de un hombre apuntando con un arma hacia esa ventana. Me levanté. Tomamos mate. Después miré para afuera y vi un policía que recuerdo que lo vi también, en la casa de al lado, así que no pasaba nada.
Después a las 10 se fue mi marido, a las 10:15 más o menos entran los comandos del grupo. Tenía las puertas abiertas, siempre nos manejamos con las puertas abiertas, sin llave. De repente entraron, siento un golpe, por las dos puertas. Veo la forma de vestir. Me gritaron ‘tirate al piso’ ‘abajo’, algo así me gritaron. Yo cuando me tiro al piso, ahí empecé a llorar y vi la forma en que entraron, que me rompen todo, las dos puertas, fue golpes, romper todo. Bueno, me hicieron tirar abajo y yo le gritaba ‘no me rompan nada, no me rompan’. Ya estaban todos adentro de mi casa, empecé a llorar y pasó uno y me pegó, no sé con qué me pegó, no sé si con la mano o con qué. Yo estaba tirada, levanté un poco la cabeza, pasó y me pegó. Y seguían entrando de afuera. En un momento me paro, cuando salieron, yo nunca había estado en un allanamiento ni nada, es la primera vez que me pasa eso. Y me levanté asustada, miré para afuera y había gente afuera también. Que miraba. Me levanté y otra vez abajo, me hicieron tirar de nuevo. Y antes que me levante pasó otro mas y me pegó en la cabeza, no sé si fue el mismo. Ahí empecé a llorar mas, el miedo, no sabía que me iba a pasar, si estaba sola, sola, sola estaba.
Después como que me tranquilicé, pero cuando me pegaron, y la forma en que entraron así, yo dije… estaba en las manos de ellos.
Después que me pegaron, todo, entró el testigo.
Ese día me agarró una crisis. Porque yo después cuando me tranquilicé me quedé sentada y me empezaron a charlar. Ahí llegó después él (marido) habrá pasado veinte minutos, media hora.
Incluso después, estaba en pleno allanamiento y me llamaron de la escuela. Suena el teléfono de mi casa, el fijo. Atiendo, pido permiso a ellos, estaban los policías que ya estaban secuestrando los celulares, teníamos que entregarles todo, y habían pedido fotos, fotos, fotos. Fotos del supuestamente asesino. Empezamos con el testigo a mirar fotos. De ahí empezó a sonar el teléfono de mi casa. Eso también me preocupó, mis nervios por lo que pasé. Llama una maestra, me llama y dice ‘podés venir a retirar al nene’, a mi hijo. Yo estaba sola y le dije que no podía porque estaba siendo allanada. Ya eso, otra cosa que me empezó a afectar, porque pensé ¿qué pasó? Y era que estaban todos en la escuela, se armó un quilombo.
Rosalía explicó que le permitieron llamar a su madre para que ella fuera en busca del nene a la escuela.
Más adelante en su relato la testigo mencionó que también le dañaron varias cosas en su quincho, y que las puertas están pegadas, quedaron así. “Esas también tuvimos un drama con mi nene. A la noche ponía para dormir los sillones, en las puertas, esa era su seguridad. Cuando escuchábamos los tiros…” En este punto de su relato, la testigo se quebró y luego siguió relatando que durante una semana se escuchaban tiros a la noche y su hijo, atemorizado, llevaba el colchón a la habitación del matrimonio. “Y yo decía, si ellos nos tienen que cuidar a nosotros ¿quién nos cuida a nosotros?”
JAVIER EVARISTO GUZMÁN
Jefe de la División de Drogas de Esquel.
“Cuando ocurre el hecho trágico de la muerte del policía en el procedimiento que realizó la Brigada, yo estaba a cargo de la División acá en Esquel, cuando se traslada personal nuestro que es de la división de policía judicial, en ese tiempo a cargo de un Oficial Jefe de apellido Gutiérrez y el Comisario Inspector Blanco. Designan al Crio. Blanco a Corcovado para investigar el hecho, él era uno de mis jefes directos así que me menciona que me prepare, que prepare la gente, que elija el personal, que seguramente iba a tener que viajar a Corcovado para colaborar en unas tareas que en el lugar seguramente me iban a indicar. Así que, tenía unos diez empleados y debo haber dispuesto creo que de los diez, y esperé que me citaran, que me llamaran. En una oportunidad, en la noche, me dicen ‘mañana a primera hora viajás para Corcovado, traé la gente’. Creo que en ese tiempo teníamos uno o dos móviles, nosotros siempre teníamos problemas con los vehículos, así que no sé si teníamos un vehículo, no me acuerdo si el otro lo pedimos a la Brigada. El caso es que llegamos en dos vehículos a Corcovado, ahí nos pusimos a las órdenes del Comisario Blanco, que es mi jefe directo. Ahí tomo conocimiento que se iban a hacer una serie de allanamientos a ver si se podía lograr la aprehensión del en ese momento fugado de apellido Bustos. Se me indica que tenía que contactarme con los Comisarios Gómez y Marinao… dispuse de uno de mis oficiales, el Oficial Ortigoza para colaborar con los allanamientos y estuve a disposición de las órdenes de ellos en los allanamientos que iban a hacer y actué con parte de mi grupo porque algunos de mis empleados se los llevaron a otro sector. A dar apoyo… algo de prevención… principalmente de perímetro para evitar que si había algún intercambio de disparos, algún enfrentamiento, que salga algún inocente herido. Así que yo me encargaba de la parte externa, generalmente de la calle, de evitar que entrara y saliera gente del lugar en que se hacían los allanamientos. No era el único que estaba, había mucho más personal que era de las comisarías del interior y también de Esquel.
Me acuerdo específicamente de uno de los allanamientos donde había una señora muy mayor de edad. Recuerdo que la casa quedaba no casi al frente de la calle sino un poquito más dentro del predio. Y observo el allanamiento porque voy detrás del grupo especial, y observo cuando había una señora muy mayor de edad que estaba en la puerta de la casa y antes de ingresar alguien la invita a sentarse a la señora y continúa el procedimiento. Ese es uno de los que más recuerdo en este momento.
Después recuerdo uno de los allanamientos de los que hemos participado, ya de los últimos de fines de marzo, el de la casa de Salinas. Pero ese recuerdo porque la información surge de la división nuestra, de que en esa casa había armas. En una vivienda particular, camino al aserradero, en la parte oeste de Corcovado. El testigo que nos da detalles exactos de la vivienda donde estaban las armas es una persona de Corcovado que nunca di el nombre y no lo voy a dar por cuestiones de seguridad. Dice que habían armas, que había un altillo, que en el altillo podían estar las armas y que las armas podían haber sido las utilizadas en el hecho que ocurrió cuando muere el suboficial Tito Roberts”.
Guzmán contó que cuando surgió el allanamiento por orden del Comisario Blanco debió regresar con su gente a Corcovado para colaborar haciendo perímetro mientras se concretaba.
Consultado por la Defensa, el testigo sostuvo que no supo que hubiera habido ninguna persona lesionada en el allanamiento. Más adelante en su declaración el Fiscal le preguntó si en su intervención en Corcovado utilizaron algún uniforme, y si tenían el rostro cubierto o descubierto. Guzmán sostuvo que trabajan de civil y que en esa oportunidad actuaron con la cara cubierta porque Corcovado también es parte de su jurisdicción.
“La mayoría o con gorros de lana o con capucha. Por una cuestión de que si nosotros tenemos que investigar a alguien nuestra gente anda mezclada con el resto de la gente tanto en la ciudad como en la localidad. Entonces si nosotros vamos a hacer un allanamiento y llevamos la gente a cara descubierta, ya después no puede utilizar la misma gente para investigar. Ocurrió que cuando se hicieron los primeros allanamientos, se terminan los allanamientos y nosotros hicimos un procedimiento por tenencia de estupefacientes. Secuestramos algunas plantas de marihuana, ese expediente se manda al Juzgado Federal, y si el Juzgado Federal dispone que hay que investigar y yo tengo la gente a cara descubierta, no puedo mandar a nadie de los tengo a investigar porque ya todo el mundo los iba a reconocer. Por esa razón tenemos que trabajar a cara cubierta.
Trabajamos en ese momento y en todos los allanamientos que vamos a hacer por drogas, siempre trabajamos con la cara cubierta. El único que sabe estar con la cara descubierta soy yo que soy el jefe de la división y que soy una figura pública.
El querellante indagó al Jefe de la División Drogas, sobre los motivos por los que no se aseguraron de contar con el nombre correcto del propietario de la casa que allanaron en busca de las armas. Guzmán respondió:
- “En Corcovado no se puede hacer muchas preguntas. Hay mucha gente conocida de la gente de Bustos, mucha gente que le tiene miedo, muchísima gente que le tiene miedo, y hay muchos familiares de Bustos.
El Defensor le preguntó a su testigo cómo fue la intervención del GEOP en esos allanamientos. Guzmán sostuvo que:
- Rápido y no se escuchó… en algunos lugares la gente se asusta y grita… rápido no se escuchó gritos ni nada, pero fue muy rápido. Y rápido se mantuvo el lugar seguro así que nosotros también fue todo muy rápido como armamos el perímetro… Nosotros trabajamos mucho con el grupo GEOP. Para nosotros es el grupo elite, son la gente mejor preparada de la Institución. El Comisario Gómez creo que debe ser el policía que tenemos mejor preparado en la Institución. Todos sabemos la carrera que ha hecho, los cursos a nivel nacional y como ha salido… porque todos nos interesamos porque es un empleado nuestro y nos representa cuando va a otras provincias. En la división drogas cuando tenemos que hacer un procedimiento apelamos al grupo especial, jamás hemos tenido un inconveniente, jamás nos ha denunciado nadie…y eso que hemos tenido allanamientos mucho más complejos de lo que hicimos en Corcovado.”
FÉLIX NORBERTO ORTIGOZA
Yo participé en dos allanamientos que labré actas. En uno de la familia Bustos, de los padres de Mai Bustos que estaba prófugo en ese momento y también de Concepción Jaramillo. También después de eso fui comisionado por el Ministerio Público Fiscal para practicar investigaciones con respecto a Mai Bustos. Que si mal no recuerdo el Dr. Zacchino fue el doctor que me comisionó.
Por empezar lo viví mal porque el día que nació mi hija que fue el día 8 de marzo fue el día que mataron a este pibe, que pasó lo que pasó. Hubo que lamentar las víctimas de la familia Bustos que es un hecho desgraciado, y lamentar la muerte de este chico Roberts, que yo lo conocía, era un pibe de bien, educado que es para mi importante mencionar, cuando viene la educación de la casa. Ese día nos enteramos el tema este de Corcovado.
El jueves 12 diligencié dos allanamientos, el primero de ellos fue en la vivienda de la familia Bustos, del padre de Mai Bustos, que estaba sola la casa. Ahí secuestramos, si mal no recuerdo, un equipo de comunicaciones y creo que celulares. Ahí llegó también un familiar de la familia Bustos que consta en actas que se presentó. Pero la vivienda en principio estaba sola.
El segundo allanamiento que hicimos fue en la casa de Concepción Jaramillo. Primero autorizado esto por el Ministerio Fiscal y por el Juzgado. Se utilizaba el grupo especial en relación a los acontecimientos previo a esto que se había dado, el enfrentamiento armado. Se utilizó al grupo especial, primero ingresaron ellos y al cabo de 30 segundos mas o menos habremos ingresado nosotros. Somos recibidos por una abuela, que es Concepción Jaramillo. Una persona de avanzada edad. Le entregamos copia de la orden, se le explicó, después vino la hija de ella, que vivía en el mismo predio pero en una vivienda de atrás. Iniciamos la diligencia, se hizo presente el Dr. Falco con el Sr. Jefe de Policía en ese momento, el Comisario Ale. Secuestramos celulares en ese lugar, un calzoncillo con manchas hemáticas, presuntamente hemáticas, y un vehículo, un VW que en una de las alfombras tenía presuntas manchas hemáticas.
El ingreso del grupo especial fue rápido como dije, unos 30 segundos y después ellos se retiraron. No suscitaba peligro y tenían que realizar otras diligencias a parte de esa. Estaba asegurado el lugar. Las personas que estaban ahí estaban para mí en forma normal, no tuvimos problema, estuvimos tomando mate. La abuela estaba medio nerviosa, es entendible por la situación, ver tantos policías de golpe no es normal en Corcovado. Yo soy de Corcovado, por eso le digo, soy nacido en Corcovado. Así que la abuela, le trajimos un enfermero que le tomó la presión. Después se finalizó la diligencia.
Ortigoza sostuvo que de los allanamientos y de todo el operativo participaron policías de diferentes grupos. También resaltó que policías de diversos grupos circulaban encapuchados.
Corcovado es un pueblo muy peligroso. Nadie quiere verse involucrado, ni quieren testificar. Tienen miedo. Para que se de una idea, hay un policía Bravo que estuvo involucrado cuando mataron al Suboficial Principal Saez, hace muchos años en Corcovado, se tuvo que ir con su familia, vive en Rawson ahora porque le amenazaron a toda la familia. La idiosincrasia de Corcovado, como es la gente, no le importa si uno es policía o no, no tienen el respeto ese. Es más la hombría, si le heriste el honor y esperate cualquier cosa. Te van a buscar, y te van a encontrar, no hablan por hablar. Creo que hay pruebas suficientes, en un pueblito de dos mil habitantes ya mataron dos policía, hirieron de gravedad al Comisario Flores, hirieron de gravedad al hoy Comisario Tellería, lo que pasó con los Bustos… quién se iba a imaginar que iban a salir como en una película del oeste con armas y todo. Yo creo que eso no cabe en ningún lado. Y si hubieran llevado al grupo especial ahí – esto lo hablo como ciudadano – a ese hecho donde murió el policía y murió ese chico, creo que hoy no estaríamos lamentando ninguna muerte.
OMAR PAILACURA
A mi me convocó la URE, trabajaba en la comisaría de Trevelin, concurrí a esa localidad (Corcovado) con personal, allí me puse a disposición del Comisario Marinao quien coordinaba las diligencias a realizarse ese día.
En el primer momento de la diligencia se me ordenó circunscribir un sector del barrio, también con personal. Y luego se me designó a realizar un allanamiento en el domicilio de Rosalía Torres. Allí recuerdo que estaba el Dr. Falco, fiscal en ese momento, me dicen que tenía que hacer un allanamiento en ese domicilio, que tenía un testigo y que en primera instancia iba a tomar intervención el GEOP. Ahí no más estaba ya aproximándose el grupo del GEOP, intervienen ellos y yo permanezco a una distancia más o menos de diez metros, hasta que ellos tomen intervención, fueron escasos… casi un minuto en el domicilio ese y después intervine yo.
Prácticamente llegábamos en forma simultánea, más que nada en resguardo de la integridad física del testigo. Toma intervención el GEOP, irrumpe en el domicilio, ellos entran, escaso minuto, menos, y llaman al actuante, yo estaba en la calle.
Yo ingresé por la puerta de la cocina, al momento de ingresar tomé en cuenta lo que se había roto en principio. Estaba rota la puerta de ingreso de la cocina y del living-comedor, fue producto del ingreso del personal de operaciones. El Dr. Falco nos había dado directivas de que había que dejar constancia de lo que se había roto en su momento.
Pailacura sostuvo que una hora después lo convocaron a otro allanamiento en la casa de Leandro Rojas.
Cuando arribamos al lugar había más personal policial que estaba circunscribiendo el lugar, observando los movimientos en ese domicilio, desciende le grupo del GEOP y se desplazan hasta el domicilio. Yo como es mi estilo siempre tratar de observar lo que se hace para volcar al acta. Entonces me aproximo al domicilio para observar. Allí la intervención del GEOP duró un poquito más, un minuto y medio aproximadamente. Porque el patio recuerdo que tenía mucho pastizales altos, entonces el recorrido por la parte del fondo se demoró un poquito. Yo me aproximo hasta una parte y allí observo a uno de los integrantes del GEOP que hace seña que el lugar ya estaba liberado, solicitan al actuante.
Ahí entró el grupo del GEOP que son alrededor de ocho miembros. Y finalmente de su intervención solicitaron al actuante, yo le avisé que yo era el actuante y ahí tomo intervención. Ahí me encontré con dos masculinos y una mujer con un chiquito. La mujer andaba en la parte del frente, se desplazaba en la parte del patio de adelante, y después ingresó porque llamaba un nene. Después no la vi mas a la señora, la volví a ver cuando yo entro a la casa con la orden de allanamiento en la mano, que estaba dentro de la cocina con un nene. Yo recuerdo que entré con el testigo y pregunté por el responsable de la vivienda y me dicen ‘el responsable está ahí, en el patio adelante’. La persona estaba boca abajo en el piso, tirado. Entonces le digo ‘levantesé, acompañemé a ingresar a la casa’ y entra conmigo a la vivienda, donde yo lo identifico. Era Leandro Rojas.
Era poco amable, era reticente en darme sus datos identificatorios. Y la señora recuerdo que estaba sentada en un bloque con un nene en sus brazos, y después había otra persona más que decía que era gasista. Esta otra persona tampoco me quería dar sus datos porque me decía ‘yo estoy acá en forma circunstancial, vengo a hacer un trabajo que me contrató el dueño de casa’. Le dije que estaba haciendo una diligencia y sí o sí lo tengo que identificar.
Ante la consulta del defensor, Pailacura dijo recordar que en el procedimiento lo acompañaba una mujer (policía) y probablemente dos efectivos más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario