El presidente del Tribunal, Ricado Rolón
fue el encargado de leer la sentencia, resolviendo acorde al pedido Fiscal de pena. Los magistrados consideraron que se trató de un hecho sumamente grave, también contemplaron las condiciones personales de los imputados como atenuantes por la alta vulnerabilidad social que se desprende de sus historias de vida.La lectura de la resolución se adelantó un par de horas. A las 10 de la mañana, el Dr. Rolón fue el encargado de dar a conocer a los asistentes el contenido de la decisión judicial. Los letrados coincidieron con la Fiscalía en que los hechos a considerar son los mismos que tuvo por probados el primer Tribunal que dictó condena, dejando de lado la premeditación, ya que esta fue descartada por el Tribunal revisor.
Lo que no se discutió
El presidente del Tribunal tuvo a su cargo el primer voto. En él resaltó que “No ha sido motivo de discusión entre las partes, la muerte violenta de la víctima, que fue atacado y agredido con sendas armas blancas, portadas por Raúl Alejandro Marillán y Roberto Calfín –pluralidad de intervinientes- quienes acechaban en una esquina, y cuando se encontraba superado por el número y tirado en el piso, indefenso, le produjeron heridas cortantes y penetrantes, en un total de 34 puñaladas, que reflejaron la crueldad con que fue ultimada la joven víctima, quien contaba en ese momento con veintiún (21) años de edad”.
Esto, a criterio del magistrado, demuestra crueldad por parte de Calfín y Marillán. “Teniendo en cuenta la naturaleza de la acción que desplegaron y los medios utilizados para ejecutarla, la frialdad, el esperar escondidos y al acecho, el grado de violencia inusitado, son demostrativas de una obstinación que incrementan la culpabilidad y me hacen pensar en una pena más intensa”.
Huelgan palabras
El daño causado con el crimen fue valorado muy especialmente por los tres Jueces. No solo la pérdida de una vida joven, con todos sus sueños por realizar, también el inconmensurable dolor causado en la madre.
En este sentido el Dr. José García se refirió a las palabras de la psicóloga que expuso en La Corte Interamericana de Derechos Humanos en la causa Bulacios vs. Argentina. “…Cuando alguien pierde al cónyuge se lo llama viudo; a quien pierde un padre o una madre, se lo nombra huérfano, pero no hay nombres, en ninguna lengua, para nominar a quien sufre la muerte de un hijo. Sólo en hebreo hay un término que califica esa situación, que es “chacol”, cuya traducción más aproximada corresponde a la idea de abatimiento del alma. Esta sería la única nominación para un padre o una madre con respecto a la muerte de un hijo, y esa es la dimensión catastrófica que adquirió la muerte de Gustavo Álvarez en su madre. Este vacío semántico se debe a la intensidad del dolor, que hace que los idiomas eviten nominarlo; hay situaciones de tan intenso e insoportable dolor que simplemente “no tienen nominación”. Es como si nadie se atreviera a caracterizar la condición de la persona que la padezca. En el marco conceptual de lo que se llama quizá inadecuadamente “reparación”, estamos ante un daño verdaderamente irreparable” (Del voto razonado del Juez Antonio A. Concado Trindade –Presidente- en sentencia del 18 de septiembre de 2003 en el caso “Bulacios vs. Argentina” – Corte Interamericana de Derechos Humanos.”
Computado a favor
Las historias de vida de los imputados, fundamentalmente la de Roberto Calfín, fue considerada como un atenuante, ya que el alto grado de vulnerabilidad que presentan evidencia que les resulta mas fácil situarse en acciones que los ponen en conflicto con la ley que aquellos cuyas vidas han transcurrido por carriles de contención familiar y social. Sin embargo, los magistrados entendieron que al momento cometer el crimen, ambos eran concientes de la reprochabilidad de su conducta. El Dr. Daría Rubén Arghiano consideró incluso que la pena a aplicar podría ser aun mayor de la propuesta “En suma, promediando este dictamen, si bien los aquí atribuidos presentan en su favor un grado de vulnerabilidad alto, derivado ellos de las diversas y adversas contingencias de vida que fueran relatadas, su juventud y el escaso nivel de escolaridad alcanzado, aspectos ellos que sin duda resultan atenuantes de su conducta, pesan con mayor grado en su desmérito la magnitud alta del grado de injusto atribuido, lo que me lleva a pensar que el monto sancionatorio se ubica más allá de los guarismos que la Acusación ha peticionado”.
La falta de antecedentes condenatorios fue otro de los elementos que se computaron a favor de los condenados.
Si no es firme no vale
En cuanto al planteo defensista de considerar como pena ilegal, y por lo tanto descontar del monto total a aplicar, los apremios denunciados por los imputados, presuntamente ocurridos durante su detención en Comisaría, los Jueces coincidieron con la Fiscalía en que se trata de una investigación en curso, en la que también existe una versión contraria por parte de la policía y que no se la puede considerar hasta tanto no cuente con una sentencia firme que dilucide lo sucedido.
12 años
Con estos y otros argumentos los integrantes del Tribunal fallaron condenando a Raúl Alejandro Marillán y Roberto Calfín a cumplir la pena de 12 años de prisión, accesorias legales y costas. También se dispuso la remisión de los audios “de las declaraciones de los imputados, como los dichos vertidos testimonialmente por la Lic. Grimaldi, por resultar de interés a los hechos investigados en los legajos 11.230 y 11260”.
La sentencia recién quedará firme si no resulta recurrida en el plazo que comenzará a correr una vez concluida la feria judicial de enero.
