jueves, 2 de diciembre de 2010

Homicidio de Rodolfo Sfeir

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Homicidio de Sfeir



LA DEFENSA ACEPTÓ LOS HECHOS Y SOLO CUESTIONÓ LA CALIFICACIÓN

Luego de la declaración de los últimos tres testigos y de la declaración del Lic. en Criminalística Leonardo Ehnes, el Fiscal Fernando Rivarola alegó solicitando la condena de Fonseca como autor del delito de homicidio criminis causa en concurso real con robo calificado por el uso de arma. El hijo de “Pirulo Sfeir” habló y conmovió a todos los presentes, cuando finalizó el público que colmaba la sala aplaudió en su apoyo. A la hora del alegato defensista, el Dr. Hugo Cancino reconoció que la Fiscalía había probado su caso y que no se produjeron pruebas que permitan sostener la legítima defensa de Fonseca, ya que aunque Sfeir lo hubiera atacado, existía una provocación ilegítima del imputado que pretendía robarle el auto. El letrado solo atacó la calificación legal, proponiendo la de homicidio calificado en ocasión de robo. El viernes 10, en horario a determinar, el Tribunal leerá la sentencia.

El desenlace de la jornada pareció sorprender a todos los presentes. Si bien las declaraciones testimoniales no hicieron más que reforzar la prueba incriminatoria, el alegato de la Defensa tomó a todos por sorpresa, poniendo fin al debate que hasta entonces hacía prever un juego de réplicas y contrarréplicas.
El salón de Bomberos Voluntarios de Lago Puelo estuvo colmado de público. En las anteriores jornadas también hubo una buena cantidad de personas presenciando el debate, sin embargo fue notable la cantidad de amigos que acompañaron a los familiares de la víctima a la hora de los alegatos. Todos siguieron con atención y respeto cada una de las instancias.

El alegato acusador

Escuchados los últimos testigos, el Fiscal Fernando Rivarola destacó la entereza con la los hijos de “Pirulo” Sfeir acompañaron el debate, haciendo frente a la cantidad de “mentiras” vertidas por Flavio Orlando Fonseca. Sostuvo que el caso probado por la Fiscalía es “fuerte, claro, completo, frente a un caso de la Defensa que está apoyado solo en la declaración del imputado”. “Una declaración que es mendaz del comienzo al final, mendacidad que voy a valorar en contra del imputado”, alegó el Fiscal.
El hecho fue descripto como el ocurrido el 27 de agosto de 2009 aproximadamente a las 19 hs., cuando Fonseca llamó a la empresa de remis de El Bolsón preguntando por “Pirulo” y pidió que fuera este a buscarlo a una esquena ubicada a unos doscientos metros del lugar para realizar un viaje. El llamado lo realizó desde el ciber situado frente a la remisera, desde una máquina que solía usar, lugar que le permitía tener el absoluto control visual de la entrada de la remisera. Estaba a una calle de distancia, sin embargo no fue a pedir el coche directamente, ni tampoco lo tomó allí donde él estaba. El Fiscal sostuvo que Fonseca no quería ser visto, tampoco quería llamar al celular de quien sería su víctima, no debía quedar registrado de modo fehaciente que él sería su último pasajero.

La titularidad

El imputado no sabía que el Rodolfo Sfeir titular del auto no era Pirulo, sino su hijo que se llama igual, por eso intentó sostener como coartada, que Sfeir le había pedido que le consiga un comprador para el auto en Comodoro Rivadavia. Esa afirmación es inadmisible, planteó Rivarola, resaltando que no se justifica el intento de vender el rodado en Comodoro Rivadavia, mucho menos que Sfeir fuera a vender el auto de su hijo sin avisarle a este, y que no hubiese hablado del tema con ninguno de sus conocidos, siendo una persona muy conocida y muy querida en El Bolsón.

Cambios

En los días previos al crimen, Fonseca cambió su fisonomía ostensiblemente. Se dejó la barba y se rapó. En el vehículo se encontró un gorro, otro elemento para presuponer que pretendía no ser reconocido, además de que actuó cuando el sol ya había bajado.

Lo inesperado

Aquel 27 de agosto, un control de tránsito se había improvisado en la ruta 40, a la altura del Boquete Nahuelpán. La ubicación del control no era visible con mucha antelación, cuando Fonseca en su huída lo vio, ya no había escapatoria. Tenía ensangrentadas las manos, la ropa, el volante, algunos elementos de propiedad de Sfeir, las zapatillas de la víctima en el asiento posterior, las vainas de los cuchillos, un hacha, una soga...
El Comisario que lo detuvo encontró a un hombre calmo que intentó dar distintas explicaciones. Rivarola sostuvo que esas explicaciones eran fabuladas, tal como las que llevó al juicio y como las que ofreció a varios de sus conocidos.
Fonseca se dirigía a Comodoro Rivadavia, “allí estaba el dinero que le iba a cambiar la vida a él y a su pareja”. Si bien no hay constancias de cuánto dinero llevaba Sfeir al ser atacado, Rivarola sospecha que el efectivo que se encontró en poder del imputado, manchado en sangre, era dinero de la recaudación del remis. Las manchas se habían producido cuando Fonseca se apropió de él, lo mismo que sucedió con el celular de la víctima y con las zapatillas que le quitó a Sfeir luego de haberlo asesinado.
Del bolso personal del imputado, se pudo secuestrar el informe de dominio del Corsa, una clara evidencia del plan pergeñado para obtener el mejor beneficio con la venta del vehículo robado. “La muerte era estrictamente necesaria para lograr el fin”, dijo el Fiscal Jefe de Esquel.

La violencia

El hecho, a criterio del Fiscal, demuestra extrema violencia y bronca que pudo estar motivada en la relación entre la esposa de Fonseca y Sfeir. En este aspecto el Lic. Alberto Ehnes explicó que las lesiones fueron efectuadas primero desde atrás, y luego con superioridad del agresor respecto de la víctima, colocado este por sobre Sfeir. Rivarola planteó como suposición que, probablemente con la excusa de aprovechar la existencia de señal de celular, el imputado le habría solicitado a Sfeir que pare en la ruta en cercanías de Epuyén, para hacer un llamado telefónico. Sfeir bajó para llamar dando aviso de que estaba en Epuyén, y cuando lo hizo Fonseca lo habría atacado por la espalda, haciéndolo caer para seguir con su ataque, probablemente sentado sobre él.
Ya sin vida la víctima, Fonseca le sacó las zapatillas y se las llevó… “tal vez le serían más cómodas que el calzado que llevaba consigo…”, planteó Rivarola.

La hipótesis de la instigación

La planificación del hecho surge de los mensajes de texto de Sandra Lillo (la que era su pareja) a Fonseca, ella el 9 de agosto de 2009 le dicía “amor no puedo más. Te amo demasiado te necesito a mi lado. Mi vida, hace las cosas rápido por favor, te extraño te extraño mucho mi oso”. El 21 de agosto a las 18 hs. Fonseca le mandaba un mensaje a ella diciendo “hola amor estoy en la puerta de salida”, dos horas antes había recibido en su casa el informe de dominio del vehículo y comenzaba en ese momento a ejecutar su plan. Sandra, que en el celular de Fonseca aparecía identificada como “Amor osita mia”, le respondió “amor cuidate mucho y hace las cosas bien. Transformate en quien no sos y después olvidá todo, y se feliz con tu plata en mano. Te amo mucho mi vida”.
A las 18:23 hs. Fonseca le respondió “ahora te llamo”, estaba ocupado preparando todo, entre otras cosas mandando mensajes de texto al intermediario que tenía en Comodoro para la venta del auto. El primer mensaje a las 19 hs. le decía a este que había decidido viajar esa noche con los papeles. Luego, minutos antes de abordar a la víctima le dijo que iba con los papeles para allá y lo llamaba al llegar a Comodoro.
Al intermediario y a otras personas les brindó diferentes explicaciones respecto del auto, a uno le dijo que había comprado el vehículo a medias con un socio y que este lo puso a su nombre, a otro le dijo que había recibido el auto en parte de pago de una deuda y que lo tenía guardado en Esquel.
Ya en viaje la llamó a su pareja, seguramente para decirle que estaba todo bien, ya en el auto. Luego, sin señal de celular recibió varias llamadas de su mujer, las que entraron cuando el teléfono volvió a tener señal, estando ya en manos de la policía.
Rivarola indicó que la complicidad surge mas claramente en una comunicación telefónica entre el imputado y su mujer, realizada el 27 de septiembre de 2009 desde la Comisaría. El teléfono estaba intervenido. Fonseca le dijo que él se había jugado la cabeza, “vos sabés lo que yo hice y lo hice por vos, por nosotros… lo que estoy tratando de lograr es que me den lo menos posible por esto…”
El Fiscal señaló que “si el imputado lograba tener éxito en esta empresa, seguramente no sería su último delito…”, luego de ello le pidió al Tribunal colegiado que condene al imputado como autor material de homicidio criminis causa en concurso real con robo con arma.

Ojos bañados en lágrimas

El hijo de la víctima pidió hablar. Evidentemente conmocionado manifestó el dolor causado por la pérdida de su padre y el impacto que el crimen provocó en su familia. Mientras decía esto le pidió al imputado que lo mire a los ojos, a lo que Fonseca no respondió, sino que siguió con su cabeza baja, replegado en su silla. Al finalizar, el respetuoso silencio de la sala se rompió con un cerrado y extenso aplauso del público.

Indefendible

La Defensa viró su teoría inicial. Reconoció los hechos probados por la Fiscalía, se allanó a la totalidad de la prueba, y se limitó a discutir exclusivamente la calificación legal, procurando llevarla de homicidio criminis causa a homicidio en ocasión de robo. La diferencia entre ambas figuras es el monto de la pena, mientras en la primera la pena es de prisión perpetua, la segunda es una pena divisible.
Cancino apuntó que el imputado preparó el robo del rodado, no el homicidio, aunque no se requiera de premeditación para la configuración del homicidio criminis causa. También cuestionó el concurso real con el robo, ya que la figura agravada del homicidio debería contener al otro delito.
El alegato fue breve, seguido por el silencio del imputado y la sorpresa de toda la sala. Al terminar le preguntó a Fonseca si quería declarar y este dijo que no, cabizbajo esperó a que le coloquen las esposas para ser trasladado a la Comisaría en la que aguardará la lectura de sentencia.