miércoles, 11 de noviembre de 2015

Violencia de Género: se discute en juicio

Desde el martes se realiza en los Tribunales de Esquel un juicio en el que la Fiscalía acusó por delitos como lesiones leves y graves, amenazas, desobediencias, violación de domicilio y robo. Para la acusación, los delitos de lesiones son agravados por el vínculo y por el género. El imputado declaró al comienzo del juicio para indicar que las cosas no fueron como relata la acusación. La víctima también habló, contando su historia, por qué permanecía en la pareja pese a las situaciones violentas y por qué un día decidió decir basta.

La violencia intrafamiliar fue naturalizada a tal punto en la sociedad que aun hoy, con los avances que ha habido a nivel social y legal, condenándola, persiste la intención de mantener estas cuestiones dentro del ámbito de la privacidad.
Al comienzo del debate el abogado defensor pidió al juez que no se realizara la difusión pública del debate y particularmente de la identidad del imputado. El planteo se discutió y la resolución judicial fue en sintonía con la publicidad de los actos de la justicia dispuesta por el Código Procesal Penal, en armonía con normas superiores. El caso concreto no responde a ninguna de las excepciones a la publicidad previstas por la misma normativa. La resolución judicial también incluyó otro mandato legal, el imputado no puede ser tratado como culpable hasta que una sentencia firme así lo establezca. Como en todos los casos, esa es la interpretación que debe darse a cada una de las instancias procesales.

Entre las declaraciones testimoniales del debate, este miércoles dio su testimonio la psicóloga Luisa Pasquini. Fue una de las profesionales del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito que brindó asistencia victimológica en este proceso. Relató que en su primera intervención encontró a la joven muy vulnerable, más aun por su corta edad. Tenía secuelas físicas y psíquicas indicadoras del maltrato.
Pasquini hizo mención a indicadores observados en el caso concreto, que son comunes a este tipo de situaciones: adaptación, domesticación, híperalerta, golpes durante los embarazos, sostenimiento de la situación por el entorno más próximo.

La fiscal María Bottini, en su discurso de apertura, sostuvo que se probaría en el debate que existió violencia de género en el ámbito familiar, en el marco de una relación de poder del imputado hacia la víctima, con maltrato y golpes.

El defensor Daniel Sandoval anticipó una teoría negativa del caso. Negó que los hechos hubieran ocurrido tal como lo enuncia la Fiscalía y sostuvo que no se describieron las conductas típicas endilgadas, adelantando que solicitará la absolución de su defendido Oscar Damián Millahuala. 

"Mi marido me pega lo normal..."

Vioencia de Género. Algo está cambiando, pero falta mucho para lograr la igualdadLORENTE
La temática de género fue eje central en las IV Jornadas Internacionales de Violencia realizadas la semana pasada en Bariloche. Disertantes de primer nivel expusieron las particularidades del fenómeno de la violencia, las desigualdades naturalizadas y el abordaje judicial de los casos de las personas en situación victimológica.
Miguel Lorente Acosta es Médico Forense, profesor de medicina legal en la Universidad de Granada y en su basto currículum se destaca su designación como delegado de Gobierno para la violencia de género adscripto al Ministerio de Igualdad, entre otros.
Lorente mencionó en su ponencia una frase escuchada reiteradas veces en la boca de mujeres víctimas de violencia: “Mi marido me pega lo normal, solo que esta vez se le fue la mano”.  Frases como esta dan cuenta de la naturalización de la violencia de género por parte de las víctimas y en muchos casos, también por su entorno más cercano.
Los hombres que crea una convivencia basada en la violencia, piensan que “su masculinidad los lleva a entender que ellos, como hombres, deben hacerse respetar e imponer el criterio que consideran más adecuado; y piensan de ese modo por una cultura construida sobre la desigualdad que ha situado a los hombres y lo masculino como referencia universal, y a las mujeres sometidas a sus dictados y órdenes. Por tanto, si de verdad se quiere acabar con los homicidios y la violencia de género hay que trabajar, y mucho, para romper con esa identidad en los hombres que lleva a la violencia como forma de conseguir sus objetivos”, postula Lorente.
Esta mentalidad, atravesada por la cultura machista, lleva a esos hombres a usar la violencia como medio de imponer su voluntad, pero además porque creen que al hacerlo de ese modo los convierte en “más hombres”.
Lorente plantea que la sociedad está cambiando pero los cambios no están siendo los mismos en los hombres y las mujeres. Las mujeres lideran unos cambios que rompen con ese corsé de roles y espacios que les impedía incorporarse en igualdad a la sociedad y disfrutar de libertad e independencia. En cambio, los hombres no cambian y permanecen en esa idea de que “su mujer” debe hacer lo que se espera de ella, es decir, ser ante todo una “buena esposa, madre y ama de casa”. Y cuando intentan imponer ese criterio y la mujer no lo acepta, recurren a un mayor grado de violencia, y cuando este aumento de la violencia también fracasa y la mujer decide no continuar con la relación, se entra en la zona de riesgo del homicidio.
El salto de calidad que deben dar nuestras sociedades, es el de la concientización, con recursos para que las mujeres puedan salir de la violencia y con educación para prevenir y evitar la construcción de identidades violentas.
Fuente El País “Ellas están cambiando, ellos no”