El jueves 31 el Tribunal dictará sentencia
Huenchumán no estaba solo esa noche. Estaba en una casa
junto a un grupo de amigos. Recibió varios mensajes de texto desde el celular
del imputado incitándolo a salir y salió solo. Minutos después ingresó otra vez
a la vivienda, herido de dos puñaladas.
El fragmento de tiempo en que salió y volvió a ingresar solo
fue visto por el propio Huenchumán y por la persona o personas que lo atacaron.
Nadie aportó su testimonio sobre esa fracción de tiempo trascendental.
El fiscal Fernando Rivarola inició su alegato refiriéndose a
los hechos que no fueron controvertidos: el hecho y la forma de la muerte, lo
que a su criterio dice mucho de la autoría. Al exponer la cadena de indicios,
el acusador se refirió a algunos episodios ocurridos días previos al crimen,
que darían cuenta del móvil. Probablemente celos ante la sospecha del imputado
de que Huenchumán tendría interés en su novia. Un episodio en que se tomaron
ambos a golpes de puño y otro posterior, exactamente una semana antes del
crimen, en que discutieron y pelearon. Ese mismo día habrían tenido un nuevo
enfrentamiento. Ninguna de estas situaciones fue denunciada, tampoco hubo
ninguna atención médica a raíz de ellas. Solo se tomó conocimiento de su
existencia por el relato de los testigos durante el debate.
La madrugada del
hecho
El sábado 6 se dio una sucesión de mensajes de texto entre
el celular de Marola Correa y el de Huenchumán, con llamativa coincidencia
horaria respecto de los últimos movimientos de la víctima. Marola lo agredía,
hasta terminar instándolo a salir. Huenchumán decía que tenían que hablar y
aclarar todo. Diego salió, envió un último mensaje y no hubo más intercambio.
No hubo respuesta en su celular. Luego ingresaría otra vez a la casa de la que
había salido, con dos heridas penetrantes, ambas con entidad para provocarle la
muerte, lo que ocurrió poco después.
Ya de día se realizaron allanamientos. En la casa del
imputado se buscaba ropa, cuchillos y también el celular. Correa dijo que lo
había perdido la noche anterior. El celular se mantuvo apagado, hasta un tiempo
después en que volvió a ponerse en funcionamiento con otro chip. Se pudo constatar
que lo usaba el propio Correo. El haber mentido y ocultado el celular, fue
tomado por la Fiscalía como un indicio en su contra, además del contenido de
los mensajes.
Indicio de
participación
Rivarola se refirió a un indicio de participación en el
hecho que no fue negado por la defensa a cargo de Graciela Conesa. Marola
Correa tenía dos hematomas en la cabeza. El médico que lo revisó pasadas las 19
hs. del día del hecho, dijo que tenían una data de 48 hs. con margen de error
de 24 hs. Consultados por la Fiscalía los testigos que lo vieron la noche
previa, dijeron que no lo vieron lastimado. La explicación propuesta por el
fiscal es que se trata de golpes de defensa propinados por Huenchumán, los que
se corresponderían con las heridas de defensa que presentaba en cuerpo de la
víctima en sus brazos.
La querella
El representante de la querella fue Daniel Sandoval. El
letrado adhirió al alegato de la Fiscalía, acompañando en todo la acusación. Su
alegato, en representación del sentir de la familia, formuló varios interrogantes
que a su criterio solo se responden con la declaración de autoría en cabeza del
imputado.
"¿Qué versión
diversa va a tener de un hecho que desconoce?"
Graciela Conesa respondió a los planteos de la querella y
luego se refirió uno por uno a los indicios considerados en la acusación. La letrada
se basó en la falta de prueba directa que incrimine a Correa.
Respecto de los mensajes de texto de la noche del hecho,
Conesa puntualizó los primeros que respondió Huenchumán: "eh vos no sos
Marola, quién sos". La letrada sostiene que si Huenchumán tenía agendado
el teléfono de Correa y siendo ellos parientes, no podía desconocerlo o dudar
de que fuera él quién lo estaba contactando. Si dudó es porque no era esa la
forma en que solía hacerlo Marola.
Conesa indicó que el pedido de "justicia"
realizado por la familia de Diego, es en reclamo de que se sepa quién fue el
autor, no que se encarcele a cualquiera.
En su análisis uno a uno de los indicios, descartó que esté
probado el móvil de celos al que hizo referencia la Fiscalía y refirió que sí
se probó una agresión de Huenchumán hacia Correa. También se mostró descreída
de la posibilidad de que Huenchumán se sintiera amedrentado frente a Correa,
por la diferencia física entre ambos.
La defensora volvió a insistir en que los mensajes salidos
del celular del imputado no son prueba de que él lo mató y que no puede dar
otra versión de los hechos porque se trata de hechos en los que no participó y que desconoce.
No habrá veredicto
sino sentencia
El Tribunal presidido por José Colabelli e integrado por
Anabel Rodríguez y Ricardo Rolón decidió que no adelantará veredicto sino que
dará a conocer la sentencia de responsabilidad el jueves 31 de marzo.
Manifestación
En la sala de audiencias del segundo piso, había otra
familia marcada por el mismo dolor. Las sillas estaban ocupadas por parientes y
amigos de Diego Huenchumán que seguían en silencio y atentamente las
conclusiones de las partes en la etapa final del juicio.
Era el momento en que empezaba a exponer su alegato la Dra.
Graciela Conesa, con dificultad para concentrarse en su respuesta a la
acusación por el sonido que ingresaba. La letrada le planteó al presidente del
Tribunal que se intente arbitrar los medios para que se den las condiciones de
silencio necesarias para continuar el debate. Colabelli le pidió al encargado
de la seguridad que le pida a los manifestantes que no generen ruido porque de se
estaba impidiendo la realización de una audiencia oral y pública.
Luego de algunos minutos la audiencia se retomó, siguió
alegando la defensa, en un ambiente de clamor de justicia que llegaba con
intensidad desde la calle. La marcha culminó y las alegaciones continuaron
hasta cerca de las 13:30 hs.