Las mismas postulaciones realizadas por las partes al inicio del juicio, se volvieron a escuchar en sus alegatos de cierre, ampliadas por la interpretación de la prueba producida. El fiscal Fernando Rivarola utilizó una pizarra para ilustrar la línea de tiempo de la declaración de cada uno de los testigos principales y contrastar esos relatos, resaltando coincidencias y contradicciones.
Luego evaluaría el temor evidente del herido, su huida por un camino fuera de uso, la velocidad a la que habría realizado el trayecto desde la balsa hasta la Comisaría de Cholila, su ingreso a la dependencia asustado, pidiendo ayuda, herido y convencido de que era perseguido por el autor del tiro.
La lectura acusatoria de la prueba da cuenta de coincidencias plenas en el relato del imputado y del denunciante, salvo en un tramo. La víctima relata un encuentro entre ambos, la discusión y el desenlace con el disparo que lo hirió. El imputado omite esa secuencia, diciendo que nunca se produjo. Más allá de esto, los relatos coinciden en detalles.
Rivarola considera que los insultos proferidos por el denunciante, exacerbaron al imputado, respondiendo con un disparo del arma que tenía a mano. Que decidió sacarse de encima a ese trabajador a cualquier costo, “un despido a cualquier precio”.
Ripa se refirió a una situación en la que el denunciante habría pasado una lesión deportiva por laboral y recibido una cuantiosa suma de la ART. Diciendo que este caso es similar, también una simulación con interés de sacar provecho económico.
Resaltó que ninguno de los empleados que lo cruzaron antes de que se fuera de la estancia vio la herida, también que hubiera ido antes a la Comisaría que al Hospital. Tuvo reparos sobre las conclusiones criminalísticas respecto de la distancia del disparo y pidió al Tribunal que decidan con convicción y si no la tienen respecto de la autoría, que beneficien con la duda al imputado que sigue amparado por la presunción de inocencia.