VIOLENCIA DOMÉSTICA. Parte
I
Los profesionales del SAVD
llevan el pulso de las situaciones de violencia familiar que ingresan al sistema
penal. Desde hace varios años estudian la casuística local del fenómeno,
escuchan, asisten, asesoran, al tiempo que se siguen especializando. La Lic.
Margarita Rodgers, Trabajadora Social, analiza desde su experiencia el impacto
positivo de la implementación de un protocolo de intervención unificado para
todas la Oficinas del Ministerio Público Fiscal del Chubut (Instrucción 01/14 PG)
La violencia y su tratamiento
son construcciones históricas y sociales: convenciones, protocolos de abordaje,
leyes… unas van surgiendo a consecuencia de otras, como evolución, o como
crisis y ruptura de paradigmas. Se da una tensión constante entre los mitos que
sostienen las situaciones de violencia o las estructuras sociales que sostienen
comportamientos que invisibilizan las conductas de maltrato y la victimización
de la mujer.
Con esta introducción, la Trabajadora
Social que comenzó a desempeñarse en el Servicio de Asistencia a la Víctima del
Delito de Esquel en junio de 2010, plantea un contexto socio-cultural en el que
la violencia suele naturalizarse y en el que persisten mandatos
transgeneracionales para “resolver” dentro de las fronteras del hogar, y con
reglas propias, los conflictos entre sus miembros.
La violencia nos atraviesa a
todos. Cada uno, profesional o no, tiene su propia historia de vida y de
acuerdo con sus vivencias y creencias, construye su posicionamiento
profesional. “Es necesario conocerse a sí mismo y la propia carga de
apreciaciones, de conceptos, de definiciones, que hacemos sobre lo social,
sobre el otro, sobre los vínculos, para poder tener un posicionamiento acorde
con lo que establece la Ley y el Protocolo de Abordaje”, reflexiona la
profesional. Asimismo se destaca la necesidad de una continua formación en la
temática.
Rodgers consideró que se
evidencia un gran esfuerzo de todo el Ministerio Público Fiscal al sistematizar
en este protocolo el abordaje de la problemática, que con el tiempo seguramente
se irá trabajando, habrá modificaciones o no, pero que ha sido altamente
positivo por dar a toda la provincia un mismo tratamiento. También es
importante que el SAVD focalice su intervención en los casos que tendrán
seguimiento en el ámbito penal.
Echar luz
El SAVD Esquel había
implementado un protocolo propio en mayo de 2010, lo que permitió que se
comenzaran a visibilizar todas las situaciones de violencia doméstica, con la
complejidad que ello involucra. Había muchas personas que acudían diariamente a
realizar su denuncia por hechos de maltrato, unas más y otras menos graves,
pero: qué es grave, quién lleva esos registros, cómo se la asiste, cómo se la
asesora y qué tratamiento se da a eso… Aún no había un criterio unificado.
Fue muy importante comenzar a
tener estos registros, trabajar en forma articulada con la Policía de la Mujer,
ya que éste es un punto clave en el ingreso de las denuncias, con lo que ello
implica, un primer acercamiento de las personas, y un pedido de intervención
institucional. El trabajo conjunto con el personal de la Comisaría, desde una perspectiva
de género, con un claro posicionamiento técnico y habilidades de la escucha
activa, contribuyó a una mejor atención en la temática. Desde el SAVD se
realizaron capacitaciones en esta línea.
El Servicio comenzó a
intervenir en cada denuncia relacionada con hechos de violencia familiar,
se generó mucha información con la cual procesamos una estadística valiosa para
el equipo. Al mismo tiempo otras circunscripciones también comenzaban a poner
mayor atención a lo que sucedía en el tratamiento de las denuncias de violencia
familiar.
Enfocar, medir, evaluar
Esta forma de intervención se
prologó por tres años, abarcando la asistencia de la totalidad de las denuncias
que se realizaran en el marco de violencia familiar. La Instrucción 01/14 y su
Anexo, focalizó la intervención del SAVD exclusivamente en los casos con
implicancia penal, pero además ofreciendo la administración de un dispositivo
que cuenta con una escala de medición, de gran relevancia para detectar alertas
de riesgo, es decir, que la situación de maltrato se reitere, y/o se agrave.
Deja de ser la sola apreciación técnico-profesional del operador que interviene
en la situación, y los criterios que privilegie en la evaluación de la
situación victimológica, para resultar de la aplicación de una guía, de un
instrumento de medición.
“Este instrumento nos brinda
la posibilidad de una aplicación ágil, facilitándonos el conocimiento sobre aspectos
de la vida de la persona, fundamentales para el análisis de sugerencias
de las medidas de protección. Con datos consensuados a nivel provincial, con rigurosidad
técnico-metodológica en su aplicación, ya que fue extraído de autores
especializados en la temática, y de otras experiencias”, plantea Rodgers. El
profesional del SAVD al finalizar la aplicación del protocolo, analiza sugerencias
de medidas de protección más convenientes que propondrá al fiscal para que este
solicite al juez. También son consideradas las expectativas de la víctima para
participar en el proceso.
El protocolo rompe con
mitos
La retractación está
contemplada. La práctica que antes existía era dar menor relevancia a quién
había denunciado en numerosas ocasiones y luego solicitaba que sea “levantada
la denuncia”. La retractación resulta indicativa de una mayor vulnerabilidad, parte
de un estado de indefensión de la víctima, de su historia de vida, de sus
pautas sociales, culturales y muchas veces de la ausencia de atención por parte
del Estado.
Que se haya generado un
protocolo especializado para el tratamiento de la violencia doméstica evidencia
que no puede ser tomado como cualquier otro tipo de delito.
Debemos tener claro el gran
paso que el presente protocolo implica, aunque ello no resuelve toda su
complejidad, porque la violencia es un problema de Salud Pública y el
tratamiento debe ser abordado desde este lugar, como también desde una
perspectiva de Derechos, de forma interinstitucional e interdisciplinaria.
Tenemos
un gran desafío por delante.