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lunes, 9 de enero de 2012
Homicidio de Marillán
¿SIMPLE, CON EXCESO O LEGÍTIMA?
Tal como estaba previsto el imputado declaró en la última audiencia de juicio previo a los alegatos. Dijo que Segundo Marillán le anunció que lo tenía que matar previo a cortarle la frente con el cuchillo y que luego siguió amenazándolo por eso se defendió con el arma y se dirigió a Esquel a avisar lo que había sucedido. Fernando Rivarola en su alegato reconoció que la agresión de Marillán a Martínez fue ilegítima y el imputado estaba en su derecho de tomar el arma y accionar su mecanismo de modo amenazante, pero que el disparo fue producido cuando ya no era necesario porque su vida no se hallaba en peligro. Supletoriamente sostuvo que el accionar del imputado fue con exceso en la legítima defensa. El Querellante adhirió al alegato fiscal y acusó por homicidio simple. Omar López cuestionó la pericia forense, propuso su lectura de la prueba y pidió la absolución de su defendido por haber actuado en legítima defensa, de la única manera posible en esas circunstancias.
Los Dres. José Colabelli, Javier Allende y Ricardo Rolón se tomaron cinco días hábiles para analizar todo lo producido en el debate y dar a conocer su veredicto. La lectura está prevista para el lunes próximo a las 11 hs.
La patada
Uno de los puntos que parecía contradecir la versión de los hechos sostenida por la Defensa, fue el resultado de las pericias que determinaron que la víctima no estaba en el interior de la pequeña vivienda al producirse el disparo, sino ya en el exterior. Para la Fiscalía este es un indicio de que se estaba yendo y que la única agresión de Marillán a Jorge Martínez había sido el corte en la frente y una vez realizado esa actitud agresiva había cesado.
La declaración del imputado fue guiada con preguntas de su defensor. Jorge Martínez sostuvo que aquella madrugada, entre las 3 y las 4 hs., Segundo Marillán fue a visitarlo a su puesto llevando una damajuana de vino. Tomaron y fumaron un buen rato y cuando el vino se terminó, sin motivo aparente, Marillán se habría puesto de pie dándole la orden de levantarse porque lo iba a matar. También dijo que como él no se paraba el visitante le asestó un hachazo con su gran cuchillo en la cabeza, él interpuso su brazo y logrando amortiguar el golpe y apenas recibir un corte. Así como estaba, con la cara cubierta de sangre, atinó a empujar fuertemente con ambas piernas a su agresor lanzándolo contra la puerta. Mientras este reaccionaba él se limpió el rostro con las manos y agarró el rifle que se encontraba al lado de la puerta. Como Marillán hizo el ademán de volver a atacarlo, le disparó para salvar su vida. Marillán habría trastabillado y caído fuera de la vivienda. También sostuvo que estaba vivo y mantenía el cuchillo en su mano. Que él intentó irse, que se lavó la cara, se preparó, ensilló su caballo y salió a la ruta, donde, luego de encontrarse con su mujer, subió a un vehículo que lo llevó hasta el centro de Esquel y luego fue caminando a la Comisaría para contar lo que había sucedido.
Verdades y mentiras
Rivarola planteó a los jueces que el relato del imputado debe ser analizado por partes, aceptando aquellas que encuentran corroboración en la prueba pericial, tomando como posibles otras sobre aspectos en los que solo se cuenta con esa versión, y desechando las que resultan refutadas por las pericias. En esta línea el acusador aceptó como posible que Marillán hubiera pasado a ver a Martínez a la madrugada llevando vino, aunque resulte algo extraño que fuera a esas horas siendo que apenas se había acostado a la 1:00 como relató un testigo. Sin embargo cuestionó la secuencia en la que se produjo el disparo, tanto en el modo como en el lugar concreto en que esta se habría producido. Para el fiscal no existió tal patada, ya que no quedaron ningún tipo de marcas que den cuenta de un golpe de tal magnitud, y tampoco había ataque por parte de Marillán cuando fue muerto, sino que por el contrario se estaba retirando del lugar.
Para Omar López la historia fue distinta. La víctima estaba en posición de ataque cuando recibió el tiro letal. Tenía el brazo que sostenía el cuchillo alzado y estaba de frente. Las marcas que indican la posición de Martínez no serían del momento en que se paró para disparar, sino posteriores, cuando se paró para mirar a Marillán herido.
El fiscal resaltó para los jueces que la declaración del imputado por sí sola no tiene valor, sino que su real valor se traduce a la luz de todo lo probado durante el juicio. También indicó que es distinto el valor probatorio de una declaración espontánea poco tiempo después del hecho, a una declaración como esta, realizada recién al final del debate, con el asesoramiento pleno de la defensa, y además sin aceptar someterse a un contrainterrogatorio fiscal.
Ni sobrevida ni abandono
La autopsia indica que la muerte se produjo de modo casi instantáneo. La Defensa atacó fuertemente la autopsia, señalando al menos dieciocho puntos que consideró cuestionables. López quería probar que, tal como dijo su defendido, Marillán permaneció vivo por bastante tiempo, permitiéndole a él verlo con vida por un lapso de 15 a 20 minutos mientras se preparaba para salir.
Rivarola defendió la pericia forense y calificó de poco creíble la versión del imputado. También indicó que si hubiera sido así lo hubiera acusado del delito de abandono de persona, y no lo hizo porque desde el comienzo tuvo la convicción de la inmediatez del deceso. También se preguntó, si Martínez hubiera visto a quien consideraba "su amigo", herido de gravedad pero vivo, es esperable que buscara ayuda inmediatamente yendo al puesto más cercano, o solicitando al conductor del vehículo en el que se trasladó a Esquel que le ayude a llevar a Marillán a un hospital. Sin embargo no hizo nada de esto.
El disparo
Por si los jueces no consideran debidamente probado el homicidio simple, el fiscal acusó a Martínez de homicidio simple cometido con exceso en la legítima defensa. Para Rivarola, con un atacante armado con cuchillo, bastaba empuñar un arma cargada con su munición preparada para detonarse, para disuadirlo. Incluso si Martínez pensaba que Marillán lo iba a seguir atacando, podría haberle disparado a sus piernas y con eso bastaría para amedrentarlo, distraerlo y huir. El tiro certero al abdomen, cuanto menos, debe ser considerado un exceso en la legítima defensa.
López hizo una lectura distinta de la situación. Marillán había atacado y el imputado luego de repelerlo con una patada alcanzó el arma, sin embargo las amenazas continuaban y el atacante se lanzaba una vez más sobre él. El arma solo tenía una munición, Martínez solo tenía una oportunidad de defenderse y debía aprovecharla. Un error, un descuido podía dejarlo desamparado a merced de su atacante. Por ese motivo, legítimamente, disparó de modo certero.
Finalizado el debate los jueces se retiraron a deliberar, anunciando que el lunes 16 a las 11 hs. darán a conocer la sentencia.
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