El próximo martes se conocerá la sentencia completa
Este jueves, muy temprano, se realizó el debate por la pena. La fiscalía pidió la imposición de 17 años de prisión, la querella requirió a los jueces que la estipulen en 20 años, en tanto que la defensa consideró que la pena justa es la de 8 años. La hermana de Segundo le pidió a los jueces que consideren en su decisión que muchas otras personas tienen condicionantes en su historia personal similares a los del imputado y no delinquen. “Yo tuve una vida más dura y no ando matando gente”, dijo.
En la audiencia cada parte hizo su planteo sobre la
pena más adecuada por las características del hecho, las circunstancias
personales del autor y la extensión del daño causado, entre otros aspectos, dentro
de la escala penal prevista para el homicidio, es decir entre 8 y 25 años.
La primera en exponer fue la fiscal Fernanda Révori,
quién planteó que si bien la teoría del caso llevada a juicio y probada, fue la
de homicidio simple, las características de este homicidio lo hacen rayano con
la alevosía. Sobre la extensión del daño provocado es imposible de cuantificar
para la acusadora, por estar ante la pérdida de una vida, que el fallecido
fuera un joven de solo 23 años y por la afectación causada en su familia.
En relación a la situación de indefensión de Segundo
Rojas, Révori hizo referencia al retraso mental, a que no registraba alertas y
por eso no supo que al ir esa noche a la casa de Lara estaba en peligro. "Tiene
que ser un agravante haber elegido a esta víctima".
La Defensa llevó al debate la hipótesis de que Pablo
Lara no actuó solo, los jueces tuvieron por probado ese extremo, la Fiscalía
consideró que ese accionar plural, agrediendo a una víctima indefensa debe ser
considerado como un agravante. La misma lectura se propuso respecto de que el
accionar tuviera inicio en la casa del imputado y por la noche, y que la
agresión final se produjera cuando Rojas estaba caído en el suelo,
probablemente alcoholizado y evidentemente indefenso.
Révori se refirió a la determinación para matar,
evidenciada por la extrema violencia desplegada y la insistencia demostrada en
la multiplicidad de golpes hasta cumplir el objetivo de dar muerte.
También tuvo por agravante que aun sabiendo los
efectos que el consumo de alcohol le genera, sigue tomando. En el hecho
concreto tuvo la posibilidad de reflexionar, de cesar en la agresión cuando su
hermano le dijo que no siguiera y sacó a Segundo de la casa.
La personalidad agresiva del autor, a criterio de la
Fiscalía, quedó evidenciada en otros hechos que protagonizó con su ex pareja,
con un amigo, con su propia madre y con lo ocurrido durante el juicio cuando
quiso agredir a un testigo en la sala de audiencias.
Por su parte Juan Zapata, por la querella, adhirió por
completo al alegato fiscal y habló por la familia. Resaltó que el imputado no
demostró ningún arrepentimiento a lo largo del debate. También destacó que los
familiares, además del dolor de la pérdida, tuvieron que sufrir el proceso del
juicio al revivir todo lo ocurrido a su hermano muerto. "¿Qué diferencia
habría entre este juicio y un proceso abreviado si le imponen solo el mínimo
legal?", resaltó.
Bruno Deias inició el debate pidiendo a los jueces del
tribunal que se despojen de las emociones que los atravesaron durante el debate
y analicen la situación con objetividad. Resaltó que la proximidad del debate
sobre la pena impide que se tome distancia y se analice desprovisto de tales
emociones. También citó varias sentencias en casos de homicidio simple, para
que sean tomadas como parámetro para la fijación de la pena.
Luego se ocupó de contrarrestar el alegato de los
acusadores. Planteó que las circunstancias que estos dieron por probadas aun no
se conoce hasta que punto lo están, porque el tribunal no emitió la sentencia
completa. También solicitó que no se haga una doble valoración de la violencia
desplegada, ya que está contenida en el tipo penal del homicidio. "No
podemos decir que este sea un hecho extraordinario y que pueda considerarse por
encima de los valores que manejamos para este tipo de casos".
Sostuvo, aclarando que no está planteando ningún tipo
de negligencia, que la falta de respuesta inmediata por parte de la policía
enviando un patrullero ante los varios llamados de alerta realizados, debe ser
un atenuante, puesto que de haber llegado a tiempo la autoridad no estaríamos
ante el fatal desenlace.
Se opuso Deias a que se tome como agravante la
participación en el hecho de un coautor, ya que esta hipótesis no fue llevada
al juicio por la parte acusadora. También analizó las circunstancias personales
de Pablo Lara para fundamentar que el contexto de su crianza, de su escasa
formación y dificultades personales lo empujaron a que hoy se encuentre en la
situación que atraviesa. Al momento de cometer el hecho tenía solo 18 años.
Para finalizar el defensor habló de la situación del
sistema penitenciario, de la realidad de muchos condenados que purgan sus penas
en las comisarías sin cumplirse con el tratamiento que prevé la ley como
fundamento del encierro. Y pidió a los magistrados que consideren también este
aspecto antes de establecer el quantum de la pena.
"Yo no
ando matando gente"
La hermana de Segundo estuvo durante todo el debate,
habló al momento de los alegatos del juicio y volvió a hacerlo ahora. Su tono
de voz demostraba cierta indignación ante la posibilidad de que Lara terminara
con la pena mínima por su historia de vida. "Yo empecé a trabajar a los 15
años cuando mi papá se enfermó y no ando matando gente", dijo. Contó que
cuando ella tenía 15 murió su papá, se enfermó su mamá y luego falleció. Ella
quedó a cargo de sus hermanos, fue mamá a los 17 años "después se murió mi
hermana trágicamente y me tuve que hacer cargo del hijo de ella", sostuvo.
"Qué tenía que haber hecho yo cuando él mató a mi hermano, tendría que
haberlo matado a él, entonces me hubieran dado una pena mínima... Yo tuve una
vida más dura y no ando matando gente".
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