Dal Verme, Colabelli y Rodríguez, fueron coincidentes en apuntar que desde que se produjo la agresión de Huentequeo y la intervención de Sandoval en defensa de su amigo, hasta que el imputado se desplazó varios metros para ultimar a Sandoval, transcurrió un minuto o más. Los amigos de la víctima solo atinaron a auxiliarlo.
Ni legítima, ni exceso, ni error, ni emoción violenta
Fue el imputado quien deliberadamente provocó la situación, fue quién dio inicio a una agresión "asumiendo los riesgos propios de una pelea a golpes de puño". El joven agredido no respondió, sino que fue su amigo, Simón Sandoval quién reaccionó inmediatamente en su defensa. El golpe aplicado por Sandoval al imputado se mantuvo dentro de los límites de la legítima defensa. Además, los juzgadores encontraron probado que en el momento en que Huentequeo alcanzó y ultimó a Sandoval, no existía ningún peligro sobre su integridad física, fue un acto en reacción, deliberado.
Sobre la mención que hizo el defensor Horacio Hernández, respecto a que su defendido habría incurrido en "error", los magistrados consideraron que no ofreció ninguna construcción fáctica o jurídica que permita vislumbrar cuál fue el error vencible que afectó su conducta, por lo que rechazaron esa línea defensiva "de plano".
El consumo probado de alcohol y el posible consumo de estupefacientes, también fue descargado como causante de un estado de ebriedad completa. El propio accionar de Huentequeo, desmintió esa posibilidad.
Colabelli sostuvo que "esa conducta observada, bajo ningún punto de vista puede ser compatible con un automatismo por parte del sujeto, sino –como he dicho- un comportamiento destinado a retribuir el golpe recibido hacia una persona determinada, máxime si tenemos presente que aquella secuencia ya había concluido casi un minuto antes... Su accionar dirigido hacia la víctima se debió más hacia una actitud de venganza frente al golpe recibido por éste quien con absoluta y consciente determinación procede a acuchillar a Sandoval, sin que aparezca ningún tipo de obnubilación en su estado psíquico"
Una de las estrategias defensistas, postuló que el accionar del imputado se debió, en parte a su historia de vida y la combinación de esta situación con aparentes circunstancias que habrían involucrado a una mujer. "El alegato defensista en este tema fue caótico e incompleto, se limitó a sumar una serie de circunstancias –que descontó probadas-, para concluir que Felipe en la ocasión, no tenía sus facultades libres; que actuó contaminado por el alcohol, la marihuana y la cocaína, y con una intensa alteración del ánimo por su historia de vida" (del voto de Rodríguez). " Tampoco fue su acreditada historia de vida difícil, la que hizo que el acusado bajara “emotivamente” del Renault 9 aquella noche, ni aún relacionándola con una supuesta defensa de una mujer con la que tendría “una relación”.
Los jueces consideraron acreditada por la defensa, una difícil historia de vida, pero esta evidencia recién cobrará valor probatorio cuando se estudie la pena justa que se le deberá aplicar.
El debate por la pena tendría lugar en febrero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario