La duda fue el fundamento de la resolución absolutoria del Tribunal
Avara y hostil, fueron los calificativos elegidos por los
jueces al referirse a la escena del hecho sobre la que debieron trabajar los
investigadores para dilucidar este caso. Los jueces Martín O' Connor, Martín
Zacchino y Anabel Rodríguez, coincidieron en que el juicio no les permitió
alcanzar el grado de certeza necesario para dictar una sentencia condenatoria,
pero tampoco arrojó certeza de que el imputado no fuera el autor del crimen. En
esta instancia procesal, la duda favoreció a Facundo David Lara. No obstante
esto, el imputado regresó a prisión ya que cumple condena por otros dos hechos
en los que fue hallado responsable recientemente.
Los magistrados no escatimaron en recursos analíticos para
resolver respecto del único punto de controversia: si el imputado fue o no
autor del hecho juzgado. La enunciación es simple, sin embargo el trabajo
desplegado para esclarecer esta cuestión fue arduo y muy complejo.
O' Connor, en sus conclusiones luego de un metódico
escrutinio de la prueba, sostuvo que " la impresión que arrojó el debate
es que la Fiscalía –en conjunto con el personal policial- realizó un arduo
trabajo investigativo, ante una escena del crimen avara en el ofrecimiento de
evidencias". También se refirió a la orfandad de elementos de alto valor
de corroboración científica, como ADN o rastros dactilares. Nada de esto se
halló en la escena del hecho. Zacchino se referiría a esta cuestión diciendo
que "el panorama así presentado ab initio, ha sido más que hostil con los
investigadores en pos del esclarecimiento pretendido".
La escena muy poco "dijo" del imputado. El
análisis de los elementos recabados por la autopsia y de la dinámica del
suceso, ofreció algunos parámetros clasificatorios respecto de la personalidad
del autor. La mayor aproximación a su identidad la aportó la marca de sus
pisadas. Improntas parciales que fueron peritadas y se convirtieron en eje del
debate y del estudio de los juzgadores.
El análisis de las
probabilidades
Los magistrados coincidieron en la evidencia de una alta
probabilidad de que Facundo David Lara sea el autor del crimen. Pero
probabilidad no es certeza. Al respecto Zacchino razonó que " el Juez
poseerá certeza cuando adquiera un conocimiento seguro y claro sobre lo que es
objeto de análisis, adhiriendo a una noción sin temor a errar, mediante su
acción inteligente". Un análisis similar realizó la Dra. Rodríguez en
relación a los parámetros de la duda razonable.
¿Pero por qué
dedicaron tantos párrafos a analizar qué es certeza y qué duda?
Porque debía establecerse concretamente si la probabilidad
de que Lara fuera el autor del crimen es alta, muy alta, media, baja o nula.
Ese grado de probabilidad es el que les daría certeza.
Las pisadas que quedaron marcadas en la escena daban cuenta
del elemento más directo de aproximación al autor. Los jueces coincidieron en
que este elemento no fue por sí mismo suficiente para ofrecer la
"identidad" del homicida. Para esto tuvieron en cuenta las
conclusiones del perito Alberto Ehnes quien se refirió a la gran similitud de
la impronta encontrada en la escena con el calzado secuestrado al imputado.
Alta probabilidad por el talle, marca y modelo, pero además también por el
desgaste, lo que denota un mismo modo de caminar.
"A sabiendas que el acusado tenía el mismo modelo y
talle de zapatillas, se intentó probar que el universo de esa marca y modelo de
zapatillas era muy reducido. Para ello, el personal de la Brigada de
Investigaciones explicó la ardua tarea de rastrear el calzado y de intentar
conseguir la marca y el modelo del calzado", indicó O' Connor. Los tres
jueces entendieron que el testimonio del comerciante que vendió las zapatillas,
ofreció mayor confusión que claridad respecto de la cantidad que pudo haberse
comercializado. Sin embargo dejó en los jueces la idea de que se trataría de
una cantidad elevada. A más zapatillas iguales vendidas en Esquel, menor
probabilidad de que sean las secuestradas y no otras las que dejaron su
impronta en la escena del hecho.
También sopesaron que las zapatillas secuestradas no tenían
ningún rastro de sangre detectable por los reactivos más modernos para esta
experticia, algo llamativo por las características del crimen. O no fueron salpicadas o no eran las que tenía
el autor del hecho. Se inclinaron por esta segunda probabilidad.
Compatibilidad psicológica
con el autor
La aparente compatibilidad psicológica del imputado con las
características generales del autor arrojadas por la autopsia psicológica,
también ofrecía un campo de posibilidades demasiado amplio. "No advierto
en las conclusiones de los Licenciados Letaif y Diez “la plena coincidencia”
que encuentra el Dr. Rivarola, pero es posible observar cierta vinculación. No
obstante, teniendo en vista que –según las apreciaciones de la perito
psicóloga-, los rasgos de personalidad de Facundo Lara son compartidos por un
alto porcentaje de la población, la vinculación pierde particularidad. Son
características comunes a un 75 % de la población. El dato existe pero, en mi
criterio, es irrelevante", concluyó Rodríguez.
Por qué tampoco se
convenció el Tribunal de que Lara no fue el autor
Los juzgadores analizaron la prueba de la Defensa,
fundamentalmente basada en testimonios. El propio imputado dijo que no tuvo
nada que ver con el crimen de Codesal, que esa mañana estaba trabajando en una
obra subcontratado por su hermano Diego. Para demostrarlo llevó a varios
testigos. El único que aseguró que Facundo estaba trabajando lejos del lugar
del hecho la mañana del crimen, fue su hermano. Para los jueces este testimonio
no resulta convincente porque era evidente su subjetividad por la carga emotiva
que transmitía, manifestando incluso su enojo con los investigadores por haber
llevado a su hermano a juicio.
Los jueces analizaron el cuadro probatorio y observaron que
el tipo de trabajo era informal y no quedaba documentada la asistencia en
ningún registro. Se pudo establecer que Facundo trabajó para su hermano en el
mes de enero de este año, pero también se acreditó que cometió otro hecho por
el que fue declarado responsable, cometido en el horario en que debía estar en
la obra. Además surgió de uno de los testimonios que Facundo en más de una
oportunidad se quedó dormido y por lo tanto no siempre respetó el horario en
que dijo que trabajaba.
Zacchino postuló que "las probanzas rendidas han sido
tan ambiguas que, cualquiera de las opciones planteadas por las partes puede
tenerse por posible".
La duda debe pesar a favor del imputado, fue la unánime
conclusión.
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