Fernanda Révori (foto de archivo) |
El seguro reducto del hogar familiar no siempre
es tan seguro, ni responde indefectiblemente a la idea de ámbito de contención.
Lo evidencian de modo elocuente las leyes, tratados internacionales y Pactos
entre Estados que buscan perforar la muralla de la indiferencia y el secreto. El
abuso sexual infantil es una de las violencias que se cometen en ese contexto y
que recientemente fuera incluido entre las violencias de género por la Ley
26.485.
Fernanda Révori es una
de las Fiscales Generales que cumple sus funciones en el sector de investigaciones
complejas de la Fiscalía de Esquel. En lo que va del año logró tres condenas en
casos de abuso sexual intrafamiliar y finalizó la investigación de otros dos
casos que próximamente entrarán en etapa de juicio. En este artículo comenta
algunas notas salientes de este tipo delictivo.
En los casos que
llegaron a sus manos, las víctimas tenían entre 11 y 14 años al momento de los
abusos. En varios, la develación se produjo a causa del embarazo y los
responsables reconocieron su autoría en el marco de un juicio abreviado. Cuando
no hay prueba de ADN el acusado suele sostener su inocencia hasta el juicio, hay
reticencia para reconocer la responsabilidad, aunque hay excepciones a la regla.
ADN
El secreto sostenido
por temor se mantiene a costa del sufrimiento, la confusión y la desazón de la
víctima. En la percepción de la Dra. Révori, si no fuera por la evidencia del
embarazo muchos de los casos denunciados no se habrían debelado hasta mucho
tiempo después, o incluso algunos podrían no haber llegado nunca al
conocimiento de la justicia.
La prueba es muy
difícil de obtener. Suelen jugar muchos intereses, fundamentalmente en el abuso
sexual intrafamiliar. Los miembros de la familia toman partido por alguno de
los involucrados. Incluso la madre de la víctima no siempre acompaña el proceso
y se observan actitudes ambivalentes.
Sin lugar a dudas la
prueba más clara es el ADN que puede obtenerse mediante la aplicación del Dispositivo
de Abuso Sexual disponible en todos los hospitales de la provincia, así como la
prevención del embarazo y de enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo
esto solo es posible cuando la denuncia es inmediata a la producción del abuso
y en esta modalidad delictiva no suele ocurrir así. La otra forma de obtener el
ADN es cuando a raíz del abuso se produce un embarazo.
El relato
En todos los casos la
investigación se activa por la denuncia. Révori ordena su caso a partir de la
declaración de la víctima en cámara Gesell. “La idea es que la víctima declare
por única vez en ese momento”. Algunas veces se puede hacer rápido, pero en
muchas otras no. La víctima debe estar preparada anímicamente para pasar por esa
instancia y es el Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito quien sugiere
el tiempo más oportuno para hacerlo. “Es el momento de hablar, de ser escuchada”.
Una psicóloga toma la declaración
y es quién tiene a su cargo la pericia
psicológica. Esta pericia evalúa si el relato es creíble, si detecta o no una
tendencia a la fabulación, si se advierte algún interés, si se evidencia un
relato armado por algún otro adulto, entre otros aspectos. La pericia valida el
relato de la víctima.
Actualmente en los
Tribunales de Esquel, las Cámaras Gesell se realizan con la presencia en la
retrocámara –ubicada tras un vidrio que se convierte en espejo al interior de
la cámara- de los jueces, el fiscal, el defensor y el imputado. “Hay que buscar
una forma de que la defensa pueda controlar el desarrollo de la declaración sin
que la víctima sienta que detrás del vidrio está el imputado mirándola”.
La fiscalía solicitó
varias veces la implementación del sistema de circuito cerrado de televisión,
sistema que se usa habitualmente en el juzgado de familia y que varios
protocolos señalan como la mejor forma de tomar la declaración. Esta modalidad
consiste en conectar dos salas distantes, mediante circuito cerrado de
televisión, en una sala están la entrevistadora y la víctima, y en otra,
retirada, los demás actores del proceso. Révori recordó que solo una o dos
veces pudo lograr que se implemente este sistema, en las demás la defensa se
opuso por considerar que la modalidad obstaculiza el derecho a defensa.
El valor de la confesión
En el juicio se debe
resolver con lo que declaró la víctima en esa única oportunidad. Sin embargo
hay víctimas que el día del debate, siendo ya más grandes, deciden participar. En
dos de los juicios abreviados realizados este año, la víctima quiso estar
presente para escuchar de boca de su abusador el reconocimiento del abuso. Que
diga “si, es verdad, yo lo hice”.
La prueba
Los abusos sexuales
ocurren entre cuatro paredes. Los indicios cobran fuerza en relación al relato
de la víctima, son datos que parecen no tener significación propia, que no
aportan la evidencia de un testigo directo, pero que permiten corroborar
circunstancias, conductas, costumbres alteradas, cambios en la personalidad y/o
en el rendimiento escolar.
El abusador suele ser
el referente de la víctima en distintos ámbitos, se muestra como el adulto que
se ocupa de sus cosas y de este modo se asegura el control del secreto.
En todos los casos de
abuso sexual hay un adulto negligente, una falta del adulto que debiera velar
por esa criatura. El abusador detecta ese estado de vulnerabilidad. Detecta y
aprovecha el descuido. Révori se refirió a un caso que investiga actualmente
que se sale de este parámetro. Se trata de una nena con muchos recursos, con
una familia que se ocupa de ella y que debido a esto la develación fue inmediata.
Primarios
Ninguno de los
imputados contaba con alguna condena anterior. Solo respecto de algunos se hizo
mención a viejos comentarios que indicaba alguna situación similar, pero sin
ninguna denuncia concreta. “Son los grandes secretos de familia”, que poco a
poco van dejando de serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario