martes, 8 de julio de 2014

Los grandes secretos de familia

Fernanda Révori (foto de archivo)
El seguro reducto del hogar familiar no siempre es tan seguro, ni responde indefectiblemente a la idea de ámbito de contención. Lo evidencian de modo elocuente las leyes, tratados internacionales y Pactos entre Estados que buscan perforar la muralla de la indiferencia y el secreto. El abuso sexual infantil es una de las violencias que se cometen en ese contexto y que recientemente fuera incluido entre las violencias de género por la Ley 26.485.

Fernanda Révori es una de las Fiscales Generales que cumple sus funciones en el sector de investigaciones complejas de la Fiscalía de Esquel. En lo que va del año logró tres condenas en casos de abuso sexual intrafamiliar y finalizó la investigación de otros dos casos que próximamente entrarán en etapa de juicio. En este artículo comenta algunas notas salientes de este tipo delictivo.  

En los casos que llegaron a sus manos, las víctimas tenían entre 11 y 14 años al momento de los abusos. En varios, la develación se produjo a causa del embarazo y los responsables reconocieron su autoría en el marco de un juicio abreviado. Cuando no hay prueba de ADN el acusado suele sostener su inocencia hasta el juicio, hay reticencia para reconocer la responsabilidad, aunque hay excepciones a la regla.

ADN

El secreto sostenido por temor se mantiene a costa del sufrimiento, la confusión y la desazón de la víctima. En la percepción de la Dra. Révori, si no fuera por la evidencia del embarazo muchos de los casos denunciados no se habrían debelado hasta mucho tiempo después, o incluso algunos podrían no haber llegado nunca al conocimiento de la justicia.
La prueba es muy difícil de obtener. Suelen jugar muchos intereses, fundamentalmente en el abuso sexual intrafamiliar. Los miembros de la familia toman partido por alguno de los involucrados. Incluso la madre de la víctima no siempre acompaña el proceso y se observan actitudes ambivalentes.
Sin lugar a dudas la prueba más clara es el ADN que puede obtenerse mediante la aplicación del Dispositivo de Abuso Sexual disponible en todos los hospitales de la provincia, así como la prevención del embarazo y de enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo esto solo es posible cuando la denuncia es inmediata a la producción del abuso y en esta modalidad delictiva no suele ocurrir así. La otra forma de obtener el ADN es cuando a raíz del abuso se produce un embarazo.

El relato

En todos los casos la investigación se activa por la denuncia. Révori ordena su caso a partir de la declaración de la víctima en cámara Gesell. “La idea es que la víctima declare por única vez en ese momento”. Algunas veces se puede hacer rápido, pero en muchas otras no. La víctima debe estar preparada anímicamente para pasar por esa instancia y es el Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito quien sugiere el tiempo más oportuno para hacerlo. “Es el momento de hablar, de ser escuchada”.
Una psicóloga toma la declaración y  es quién tiene a su cargo la pericia psicológica. Esta pericia evalúa si el relato es creíble, si detecta o no una tendencia a la fabulación, si se advierte algún interés, si se evidencia un relato armado por algún otro adulto, entre otros aspectos. La pericia valida el relato de la víctima.

Actualmente en los Tribunales de Esquel, las Cámaras Gesell se realizan con la presencia en la retrocámara –ubicada tras un vidrio que se convierte en espejo al interior de la cámara- de los jueces, el fiscal, el defensor y el imputado. “Hay que buscar una forma de que la defensa pueda controlar el desarrollo de la declaración sin que la víctima sienta que detrás del vidrio está el imputado mirándola”.

La fiscalía solicitó varias veces la implementación del sistema de circuito cerrado de televisión, sistema que se usa habitualmente en el juzgado de familia y que varios protocolos señalan como la mejor forma de tomar la declaración. Esta modalidad consiste en conectar dos salas distantes, mediante circuito cerrado de televisión, en una sala están la entrevistadora y la víctima, y en otra, retirada, los demás actores del proceso. Révori recordó que solo una o dos veces pudo lograr que se implemente este sistema, en las demás la defensa se opuso por considerar que la modalidad obstaculiza el derecho a defensa.

El valor de la confesión

En el juicio se debe resolver con lo que declaró la víctima en esa única oportunidad. Sin embargo hay víctimas que el día del debate, siendo ya más grandes, deciden participar. En dos de los juicios abreviados realizados este año, la víctima quiso estar presente para escuchar de boca de su abusador el reconocimiento del abuso. Que diga “si, es verdad, yo lo hice”.

La prueba

Los abusos sexuales ocurren entre cuatro paredes. Los indicios cobran fuerza en relación al relato de la víctima, son datos que parecen no tener significación propia, que no aportan la evidencia de un testigo directo, pero que permiten corroborar circunstancias, conductas, costumbres alteradas, cambios en la personalidad y/o en el rendimiento escolar.
El abusador suele ser el referente de la víctima en distintos ámbitos, se muestra como el adulto que se ocupa de sus cosas y de este modo se asegura el control del secreto.

En todos los casos de abuso sexual hay un adulto negligente, una falta del adulto que debiera velar por esa criatura. El abusador detecta ese estado de vulnerabilidad. Detecta y aprovecha el descuido. Révori se refirió a un caso que investiga actualmente que se sale de este parámetro. Se trata de una nena con muchos recursos, con una familia que se ocupa de ella y que debido a esto la develación fue inmediata.

Primarios

Ninguno de los imputados contaba con alguna condena anterior. Solo respecto de algunos se hizo mención a viejos comentarios que indicaba alguna situación similar, pero sin ninguna denuncia concreta. “Son los grandes secretos de familia”, que poco a poco van dejando de serlo. 

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